En el Día Mundial por un Aire Limpio, el movimiento ambientalista Escazú Ahora Chile hizo publico el segundo capitulo de su serie "Una historia de sacrificio" en su canal de YouTube.
Cada 7 de septiembre conmemoramos el "Día Mundial del Aire Limpio por un cielo azul", fecha dictada por la Asamblea de las Naciones Unidas en la que todos los países del mundo declaran "la necesidad de reducir considerablemente el número de muertes y enfermedades causadas por productos químicos peligrosos y por la polución y contaminación del aire, el agua y el suelo de aquí a 2030".
La contaminación atmosférica es el mayor riesgo ambiental para la salud pública a nivel mundial. Según información del PNUMA cerca del 92% de la población está expuesta al aire contaminado, lo que causa la muerte de aproximadamente 7 millones de personas cada año.
En Chile, el CR2 ha señalado que anualmente aproximadamente 4.500 personas mueren solo a causa de su exposición a altas concentraciones de material particulado respirable fino MP2.5, desconociéndose el impacto de los otros contaminantes a los que estamos expuestos.
Para realzar la importancia de está problemática, el día de ayer el movimiento Escazú Ahora Chile lanzó su segundo capítulo sobre la situación ambiental de la bahía de Quintero y Puchuncaví, titulado "Sin normas no hay contaminación", en honor a una frase señalada por Katta Alonso, Presidenta de la agrupación Mujeres de Zona en Sacrificio en Resistencia.
"Hoy la falta de información ambiental nos está cobrando vidas, necesitamos que Chile suscriba el Acuerdo de Escazú lo antes posible para aumentar y mejorar la información ambiental que se produce en el país, tomar mejores decisiones y evitar que estos números sigan creciendo", señalaron desde Escazú Ahora Chile. La realización de este vídeo fue posible gracias al trabajo de dirección, producción y edición de Andrés Yuri, Joaquín Jara y Camila Altamir, con la participación de Katta Alonso y Carlos Vega, como entrevistados y Soledad Kötzing y Sebastián Benfeld como entrevistadores y el apoyo de Cristián Silva, Juan Serey y la Escuela de Periodismo de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV).
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